Santiago, 13 de abril de 2020
“…No teman, yo sé que buscan a Jesús, el Crucificado.
No está aquí, porque ha resucitado, como había dicho…” Mt, 28, 5-6
Estimados hermanos (as)
Aún resuenan en nuestros teléfonos y computadores los saludos pascuales, que muchos hermanos nos han enviado. Este año 2020 será una Pascua que no olvidaremos fácilmente, una Pascua de Resurrección totalmente inédita, pero no por eso menos significativa. Algunos de nosotros nos estamos acostumbrando a celebrar frente a una pantalla, ya sea desde nuestro celular o computador, pero sabiendo que al otro lado de esa pantalla hay cientos de personas que siguen las transmisiones. He sabido de casos de familias que, esperaban atentas la llegada de ese link o el aviso de Facebook que les informaba que ya era hora de conectarse y que les permitiera unirse a otros hermanos(as), y que a su vez con una profunda fe se unían a las distintas celebraciones. Agradezco profundamente la disposición de los hermanos que se atrevieron a celebrar de esta forma. No es fácil para nadie, pero la necesidad nos desafía a ir venciendo los miedos y ponernos a disposición de nuestra gente.
No obstante, este esfuerzo y modo de acercarnos celebrativamente a nuestros fieles, sabemos muy bien que muchos hermanos no tienen la posibilidad de tener un aparato que les permitiera celebrar Semana Santa de esa manera, menos aún tener un plan de internet. Esos hermanos debieran estar en nuestras primeras preocupaciones, por lo mismo también preocuparnos: ¿cómo están viviendo la cuarentena los hermanos de nuestras parroquias o colegios?, de manera especial esos que sabemos de sus necesidades y precariedades. Como sabemos muy bien, un fruto de la Resurrección de Jesucristo es el amor y la preocupación por el prójimo, especialmente por aquel que hoy está sufriendo la soledad y la incertidumbre.
No deberíamos con conformarnos que todos estamos bien, que entre nosotros hasta el momento no hay ningún contagiado, sería muy egoísta de nuestra parte no poner la mirada y el corazón en tantos hermanos y hermanas que están sufriendo las consecuencias de esta pandemia, como por ejemplo perder el trabajo o la disminución de sus salarios. ¿Qué hacer? me pregunto, y muchos probablemente se estarán haciendo la misma pregunta en estos momentos. La autoridad sanitaria nos pide que nos quedemos en casa por el bien de todos, esto no quita que podamos organizar nuestras comunidades parroquiales o educativas para ir en ayuda de aquellas familias que están pasando momentos complejos y que sufren de alguna necesidad, se de algunas experiencias que están haciendo algo muy sencillo, por ejemplo creando una pastoral de la escucha y que, a través de una llamada telefónica, van contactando a sus miembros, especialmente a los hermanos de la tercera edad y que viven solos, generando redes de apoyo entre los mismos miembros de la comunidad. También se de otras comunidades que han vuelto activar los grupos de ayuda fraterna, que, una vez terminadas las cuarentenas, van a preocuparse de ayudar de manera más concreta a las familias que experimente alguna necesidad.
Todos avizoran que se vienen tiempos complejos en materia de empleo, en nuestras comunidades hay preciosas experiencias de solidaridad, que vale la pena volver a reactivar.
Hermanos. Reitero, no podemos quedarnos tranquilos, solo preocupándonos de nosotros mismos. ¡Cristo Resucitó…! Esta Buena Nueva, tiene implicancias en nuestras vidas y comunidades. Animémonos y organicémonos, pidamos la ayuda a nuestros laicos, muchos de ellos están dispuestos y prontos de ir a socorrer a los que más sufren.
La Resurrección del Señor Jesús, inaugura una nueva forma de ver la realidad, recordemos que el primer signo de la Resurrección en la primera comunidad era una nueva forma de relación. “…Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común…” Hch. 2,44. Hoy esto cobra un especial sentido.
¡Cristo está vivo…!, está vivo y presente de manera especial en aquel hermano que hoy está sufriendo. Quisiera parafrasear algunas ideas que nos entregara el P. General, en su saludo de Pascua de Resurrección y que van muy en la línea de esta comunicación: “…Siguiendo las huellas del Fundador y de aquellos hombres y mujeres en el espíritu tratemos de ser luces para los cautivos de hoy, sobre todo de aquellos que necesitan de nuestra cercanía, apoyo y consejo espiritual. No hay que olvidarnos de los que experimentan la soledad el desamparo y la lejanía, ni de aquellos que están enfermos y agobiados por estar con el coronavirus, estos son los nuevos cautivos que hoy más que nunca piden el pan material y espiritual. Por ellos, ¡el Señor ha resucitado! para ser aquella Luz que resplandece en la nueva humanidad” Prot MG 16 / 2020.
Hermanos, se nos invita a no tener miedo, la certeza de que Jesús está en medio nuestro ha de ser el aliciente para seguir sirviendo a nuestros hermanos en cada una de las comunidades en las cuales estamos.
Con un afecto fraternal les deseo una ¡Feliz Pascua !, que Cristo Redentor, nuestro Maestro y Modelo, nos haga buenos testigos de esa Buena Nueva que cambia vidas y nos llena de Esperanza.
Fray Mario Salas Becerra
Superior Provincial