Fiesta de Cristo Redentor. Mensaje del Padre Provincial, Fray Ricardo Morales G.
Provincia Mercedaria
de Chile

Fiesta de Cristo Redentor. Mensaje del Padre Provincial, Fray Ricardo Morales G.

Martes 09 de Julio, 2013

 
En sus palabras el Superior Provincial nos recuerda que Cristo Redentor, es sin duda la clave de lectura de la vida mercedaria, pues en él vemos la perfecta imagen del Dios hecho hombre que se hace presente en medio nuestro y que nos invita a recorrer sus caminos.

                                                                                                               Santiago, 9 de julio de 2013

 

Celebrando la fiesta de Cristo Redentor, quisiera compartir en primer lugar un afectuoso saludo, reconociendo que es en el Señor y en su presencia como estamos llamados a construir comunidad.

Ya comenzando la segunda mitad del año, tiempo de evaluar camino y cerrar procesos; por sobre todas las cosas queremos dar gracias a Dios por su presencia, a veces silente,  en otras ocasiones atronadora.

Cristo Redentor, es sin duda la clave de lectura de la vida mercedaria, pues en él vemos la perfecta imagen del Dios hecho hombre que se hace presente en medio nuestro y que nos invita a recorrer sus caminos. Es por tanto, nuestro más preclaro modelo.

Como en alguna otra comunicación he manifestado, la redención de Cristo no sólo la entendemos en la cruz, sería reducir la obra salvadora de Cristo si así lo creyéramos. La redención comienza desde la encarnación, pues redención nos habla de salvación y de liberación; es así como lo entiende el proemio de las Constituciones Amerianas: “...por su gran misericordia, envió a Jesucristo, su Hijo, a este mundo para visitar a todo el humano linaje que se hallaba como en cárcel…”. El Hijo comienza a redimir visitando a la humanidad cautiva, desde esta perspectiva,  nada de lo humano queda fuera de la fuerza redentora.

En este sentido, vienen a mi mente dos situaciones a partir de las cuales  podemos dialogar frente a lo que Dios espera de nosotros.

Hemos celebrado con éxito el Congreso de Pastoral educativa mercedaria, en el que hemos podido adquirir certezas y desafíos para los colegios de la provincia. En una de las exposiciones, Cristián Cox Donoso nos señaló, que uno de los retos que tiene la educación en Chile es la de eliminar la profunda segregación existente entre los diversos establecimientos educacionales de nuestro país. Hoy la educación, otrora causa de movilidad social, no está integrando a los niños y jóvenes, más bien crea verdaderos “guetos” de exclusión económica, social y cultural. Como señalan diversos expertos, esta situación crea desconfianza en la sociedad, ya que sus diversos miembros son incapaces de conocerse, actuando por estereotipos y prejuicios.

En otro sentido, hemos escuchado que el Papa Francisco nos ha invitado a tocar las llagas de Cristo en nuestro mundo, de tantos y tantas que viven en nuestra sociedad con heridas y sufrimientos que esperan alivio.

Si nos detenemos en nuestra espiritualidad, descubriremos que la realidad de la encarnación es parte integrante y constitutiva de lo que somos los mercedarios, con esto quiero mostrar que lo que acontece en el mundo, no nos puede resultar ajeno y mucho menos indiferente.

Desde lo manifestado por Cox y lo expresado por el Papa Francisco, debemos sentirnos interpelados y  preguntarnos: ¿de qué manera estamos respondiendo a Cristo, redentor del hombre?, ¿cómo hoy se nos pide liberación en un contexto determinado?

Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor a causa de sus capataces, pues estoy consciente de sus sufrimientos” Ex. 3, 7.

Hoy en Chile podemos observar como los denominados movimientos sociales exigen cambios, los “indignados” de todo el mundo reclaman más participación y el ejercicio efectivo de los derechos consagrados en los cuerpos constitucionales.

Discerniendo correctamente las posturas de estos grupos y sus demandas, sin caer en la manipulación política de la que pueden estar siendo objeto. Es preciso reconocer que hay interpelaciones legítimas que como mercedarios nos implican y nos invitan a dar respuestas que vayan más allá de las soluciones sociológicas o políticas, que finalmente sólo terminan explicando procesos, pero no respondiendo a las interrogantes más profundas que atenazan al hombre.

¿Qué hay detrás del malestar que podemos notar en nuestra sociedad?, ¿de qué manera la cultura en la que nos encontramos está dando respuesta a estos deseos de cambio? ¿Se reclama más individualismo, más economía de mercado, más capitalismo o se está pidiendo otra cosa?

Karl Popper señala en su libro “La sociedad abierta y sus enemigos”,  que los cambios culturales no se gestan de un día para otro, más bien es posible reconocer algunos elementos presentes ya en lo que se va a dejar de lado en el proceso de mudanza. Por tanto, se pueden descubrir gérmenes o atisbos de lo que viene ya en lo presente. Como ejemplo de su pensamiento, manifiesta que en la época feudal se podían reconocer ya esos fundamentos que iban a dar origen a lo que sería la época renacentista.

Hoy cabría preguntarnos: ¿percibimos esos indicios de cambio?, ¿somos capaces de reconocer dónde se está gestando el mundo futuro? “Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento”. Apoc. 12, 1-2.

Celebrando la fiesta de Cristo redentor, quisiera invitarlos a mirar con nuevos ojos dónde Cristo nos esta pidiendo una respuesta. Nuestro carisma y espiritualidad, profundamente arraigados en el evangelio, son la oportunidad admirable para ser capaces de implicarnos, con renovado empeño en lo que hoy acontece. La sociedad tiene mucho que esperar de la vida religiosa mercedaria. Nuestra consagración comunitaria y la vivencia de los votos son una provocación a nuestro mundo, si somos capaces de vivirla en coherencia  y radicalidad. En la medida que escuchemos esos cambios que se gestan en los silencios de nuestras ciudades y no en las vocingleras manifestaciones, tendremos la oportunidad de responder como Dios nos pide en este tiempo.

Me despido en Cristo redentor, deseándoles abundantes bendiciones y acogiéndome a sus oraciones, fraternalmente.

 

Fr. Ricardo Basilio Morales Galindo, O. de M.

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