DOMINGO DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
Provincia Mercedaria
de Chile

DOMINGO DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

Sábado 01 de Febrero, 2020

 
El evangelio de la Fiesta de la Presentación del Señor es extenso y la narración incluye los siguientes hechos: Presentación y sacrificio (vv. 22-24) – Encuentro de Simeón e himno Benedictus (vv. 25-35) – Encuentro con Ana (vv. 36-38) y Regreso a Galilea y sumario de transición (vv. 39-40).

¡SEÑOR! Ilumina con tu amor, nuestro camino

               Cuarenta días después de navidad, el día 2 de febrero, celebramos la Presentación de Jesús en el Templo en brazos de sus padres María y José. Esta fiesta es como una conclusión definitiva del ciclo navideño. Por una feliz coincidencia la fiesta de la Presentación del Señor se celebra en este domingo, “día del Señor”. El origen de esta fiesta se remonta ya al siglo IV de nuestra era cristiana en Jerusalén según el testimonio de la peregrina Egeria, “se celebraba a los cuarenta días de la Epifanía”. En el siglo V se añade la procesión de los cirios o candelas. En Oriente la fiesta se propagó bajo el nombre de “hypapante”, es decir, “encuentro” entre Jesús y el anciano Simeón. En Roma, la fiesta entró en el siglo VII, a los cuarenta días de la Navidad. Aunque se le siguió llamando “hypapante” pero luego se acentúo más el sentido mariano bajo el nombre de la “Purificación  de Santa María”. La reforma litúrgica del Vaticano II volvió por el sentido original cristológico y le denomina “Presentación del Señor” y en esa línea es lo que destacan los textos de la fiesta de hoy.”La Presentación del Señor en el Templo” muestra a Jesús como el Primogénito que, con el testimonio de Simeón y de Ana, toda la expectación de Israel es la que viene al encuentro de su Salvador. Así Jesús es reconocido como el Mesías esperado, Luz de las naciones y gloria de Israel, pero también “signo de contradicción”. La espada de dolor predicha a María anuncia otra oblación, perfecta y única, la de la Cruz, que dará la salvación que Dios ha prometido ante todos los pueblos. Cobran especial significación la bendición y procesión de las candelas (de donde viene la popular Candelaria) que subrayan el simbolismo del encuentro de Jesús y la luz que alumbra a las naciones  y a los de su pueblo Israel, representados por el Templo de Jerusalén, Simeón, Ana y María y José.   

PALABRA DE VIDA

Mal 3, 1-4           Yo envío a mi mensajero para que prepare el camino

Sal 23, 7-10        El Rey de la gloria es el Señor de los ejércitos

Heb 2, 14-18      Debió hacerse semejante en todo a sus hermanos

Lc 2, 22-40          Luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel

            Dejemos que la Palabra de Dios nos ilumine el sentido profundo de esta fiesta de la Presentación del Señor y que sea realidad aquello que oramos tantas veces “que sea tu Palabra, lámpara para mis pasos”. Y la imagen de la lámpara nos enfrenta con la oscuridad que nos envuelve y nos ayuda a ver  y hacer el camino, como lo proclamó el anciano Simeón.

            De la profecía de Malaquías 3, 1-4

            Malaquías no es un nombre propio sino una apropiación personal del nombre común “mi mensajero” como aparece en el v. 1. Estamos ante un escrito profético anónimo. La época se deduce del libro mismo. Desempeñó su ministerio profético después del regreso del exilio babilónico, cuando la comunidad estaba ya reconstruida, funcionaba el templo, se había reanudado el culto y reorganizado los levitas y sacerdotes. Refleja el período de crisis y cansancio, después de los primeros momentos del entusiasmo de la reconstrucción. El manuscrito profético de Malaquías hay que situarlo entre los años 480 a 450 a.C. El texto de esta primera lectura de hoy corresponde a la sección de Mal 2, 17 a 3, 5 dedicada al juicio de purificación vinculado a la llegada del “día del Señor”. Dios vendrá  para juzgar y la justa retribución se realizará en el día del Señor. Un mensajero precederá la venida del Señor: “Miren, yo envío mi mensajero a preparar el camino delante de mí” (v.1). La llegada del Señor al santuario suscita inquietud: “¿Quién resistirá cuando él llegue? ¿Quién quedará de pie cuando aparezca?” (v.2). Será un tiempo de purificación. El profeta presenta imágenes sugerentes al respecto como “fuego de fundidor, blanqueador de lavandero, fundidor que refina la plata y purificará como plata y oro a los levitas”. Sólo así, las ofrendas del pueblo serán gratas a los ojos de Dios “como en tiempos pasados como en años remotos”. Cuando se echa a perder el pueblo con sus pecados no hay otro remedio que Dios mismo intervenga y purifique con fuego, es decir con castigos. De este modo, el profeta consuela y sostiene a los que viven el desconcierto que provoca la maldad.

            Salmo 23, 7-10 es una liturgia de entrada en el templo. Está dividido en tres partes. Los versículos 7-10 constituyen la tercera parte y expresa la entrada de Dios en su Santuario. El ritmo es coral y es la asamblea que expresa su gozo y desbordante asombro ante el Señor que entra en su santuario o mejor dicho es el Arca de la Alianza que es llevada en procesión al santuario. Es bueno usar este texto para dar gracias por la presencia definitiva del Señor  a través de su encarnación y sacramentalmente por su presencia en la eucaristía.

            De la carta a los Hebreos 2,14-18

            Ya hemos recordado en otras ocasiones que  este largo escrito no es carta sino una larga homilía. Su autor no es San Pablo como se creyó por mucho tiempo. Sus destinatarios son cristianos que llevan bastante tiempo en la fe pero que necesitan ser instruidos nuevamente en los rudimentos de la doctrina cristiana que se les había anunciado. La carta o mejor la homilía es un llamado a quedarse dormidos o rezagados mientras esperamos el cumplimiento de la promesa de entrar en el descanso de Dios equivalente al descanso del séptimo día de la obra creadora de Dios. El texto de la segunda lectura de hoy es como una conclusión al tema de la redención realizada por Cristo. La solidaridad es la característica fundamental de Cristo: “Por eso tenía que ser en todo semejante a sus hermanos: para poder un sumo sacerdote compasivo y fiel en el servicio de Dios para expiar los pecados del pueblo” (v. 17). Jesús, a semejanza de los hijos de una misma familia que tienen una misma carne y sangre, “también participó de esa misma condición, para anular con su muerte al que controlaba la muerte, es decir al Diablo (v.14). Tal solidaridad de Jesús con nosotros no es “a la distancia” o desde  las alturas sino inmerso en nuestra propia condición humana. Nos redime “desde abajo”, asumiendo el anonadamiento hasta el extremo de abrazar la misma muerte. El resultado de tan hermoso proceso de encarnación es la clave de nuestra vida cristiana: “y para liberar a los que, por miedo a la muerte, pasan la vida como esclavos” (v. 15). Jesús no necesita que le hablen de la humanidad doliente porque “él mismo sufrió la prueba, puede ayudar a los que son probados” (v. 18). ¡Qué maravilla de redención y de Redentor!

            Del evangelio según san Lucas 2, 22- 40

            El evangelio de la Fiesta de la Presentación del Señor es extenso y la  narración incluye los siguientes hechos: Presentación y sacrificio (vv. 22-24) – Encuentro de Simeón e himno Benedictus (vv. 25-35) – Encuentro con Ana (vv. 36-38) y Regreso a Galilea y sumario de transición (vv. 39-40). Tratemos de prestar atención a los elementos más significativos para acrecentar nuestra fe y adhesión al misterio de Cristo  “nacido de mujer y nacido bajo la ley” como dice san Pablo.

            Con la presentación de Jesús en el templo, san Lucas pone en relación dos elementos bíblicamente fundados. Por una parte, el rescate del primogénito según el mandato de Éxodo 13, 2-12, ya que el primer nacido pertenece a Dios y es rescatado mediante sacrificios de animales. Mediante este rescate se significa la libertad de Israel obtenida por la intervención de Dios que liberó al pueblo de la esclavitud de Egipto, prototipo de toda esclavitud. Pero, por otra, la purificación de la  madre, ya que  para la  mentalidad judía toda madre que ha tenido hijo queda impura para el culto. No se trata de una impureza moral sino legal, es decir, queda excluida del culto oficial. Según el Levítico, si tuvo un varón queda excluida por 40 días, y si tuvo una niña, queda excluida por 80 días. Después de ofrecer un sacrificio la mujer quedaba liberada. Normalmente se ofrecía un carnero de un año pero los padres eran pobres ofrecían un par de pichones. Para san Lucas la clave está en  el rescate del primogénito Jesús. Jesús es el único primogénito de María porque es el Primogénito del Padre y, al mismo tiempo, es el Unigénito, es decir, no sólo el primer nacido sino el único nacido de María. Es el aspecto central del relato de Lucas, la dimensión cristológica.

            El Señor les bendiga         

Fr. Carlos A. Espinoza I., O. de M.  

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