DOMINGO 16° DURANTE EL AÑO ( B )
Provincia Mercedaria
de Chile

DOMINGO 16° DURANTE EL AÑO ( B )

Domingo 18 de Julio, 2021

 


¡Cristo Redentor, ten compasión de tu pueblo!

                “Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco” es una hermosa invitación en labios de Jesús cuando los enviados a la misión regresan. Esta invitación también se dirige a nosotros que estamos un poco agobiados por la pandemia que nos afecta y por la intranquilidad social que se instala en el mundo y especialmente en nuestro país. Tenemos que elegir al nuevo gobernante pero es una decisión nerviosa, nos llena de intranquilidad y también de diversos temores. La llamada “franja política” donde los  candidatos concurren a exponer su programa o sus ideas no ayuda a cumplir el objetivo de ofrecerle a la ciudadanía unos elementos que le permita hacer de su vito un acto reflexionado y por lo tanto responsable. Más bien, los candidatos creen que esta franja es para seguir almacenando consignas y frases ya trilladas que no aportan seriamente una visión de país que sea digna de iluminar el momento de votar como un acto responsable y consciente. En esto se echa de menos la formación cívica cimentada sobre el claro concepto de patria y de identidad y pertenencia a la misma. La Educación Cívica enseñaba cómo y de qué forma se construye una democracia sólida y bien cimentada. Y eso sólo con hombres y mujeres con espíritu cívico en el cuerpo, demócratas de corazón que creen en la democracia como una de las formas más adecuadas de gobierno y vida ciudadana. Elegir las autoridades sólo se valora, por desgracia, cuando se cae en un sistema totalitario y déspota, sea del signo que sea, siempre hará mucho daño a los pueblos. Ni siquiera las monarquías existentes han eliminado el sistema democrático. Por el contrario, lo sostienen y lo respetan. Todo esto nos lleva a pensar que estamos ante un desafío fundamental como país: o seguimos creyendo en la democracia como sistema de gobernabilidad o elegimos el totalitarismo bajo cualquiera de sus envoltorios “democráticos” pero sin convicción. Y el populismo es una forma de totalitarismo. La pregunta fundamental será siempre: ¿qué Chile quiero seguir construyendo? Nadie duda que hay graves problemas sociales pero cuidado con la trampa de creer que algunos “iluminados” tienen la varita mágica para solucionar todo. No nos engañemos. Ningún sistema soluciona los problemas de un santiamén. La franja política más parece la oferta de un país de las maravillas que no un análisis ponderado de las hondas dificultades que enfrentamos como sociedad civilizada. ¡Qué falta hace la reflexión y la quietud para hacerla! Ojalá que la invitación que hizo Jesús a los enviados a predicar el Evangelio nos sirva justamente para reflexionar y ponderar las cosas en la balanza de una democracia que abre espacios para todos, con responsabilidad y conciencia social.   Hace bien descansar un poco, porque no se puede descansar hasta el infinito y pasarse la vida sin hacer nada. Una palabra luminosa del Papa Francisco: “Esto no implica despreciar los momentos de quietud, soledad y silencio ante Dios. Al contrario. Porque las constantes novedades de los recursos tecnológicos, el atractivo de los viajes, las innumerables ofertas para el consumo, a veces no dejan espacios vacíos donde resuene la voz de Dios. Todo se llena de palabras, de disfrutes epidérmicos y de ruidos con una velocidad siempre mayor. Allí no reina la alegría sino la insatisfacción de quien no sabe para qué vive. ¿Cómo no reconocer entonces que necesitamos detener esa carrera frenética para recuperar un espacio personal, a veces doloroso pero siempre fecundo, donde se entabla el diálogo sincero con Dios?”(Gaudete et Exultate 29).

 PALABRA DE VIDA

Jer 23,1-6            Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas en todos los países

Sal 22, 1-6                El Señor es mi pastor, nada me puede faltar 

Ef 2, 13-18           Porque Cristo es nuestra paz, el que de dos pueblos hizo uno solo

Mc 6, 30-34        Al desembarcar, vio un gran gentío y sintió compasión

                ¿Qué es la compasión? Jesús “sintió compasión”, nos dice el evangelista Marcos hoy. Y la pregunta por esta palabra es pertinente porque podría significar simplemente nuestro popular “sentir lástima” por alguien. La palabra “compasión”, que viene del verbo “compadecerse”, es muy importante en la experiencia creyente que nos comunica la Biblia, pero sobre todo en Jesús, nuestro Maestro y Modelo de vida. Esta actitud o hábito o virtud pertenece a una interesante familia de palabras como bondad, compasión, gracia, misericordia, piedad. Todas ellas expresan una actitud favorable hacia el que se encuentra en la desgracia. Es decir, si no tengo sensibilidad frente al otro, es imposible que tenga esta actitud favorable hacia el prójimo. Y nuestra cultura postmoderna es esencialmente egoísta, individualista, cada uno se centra sólo en su propio yo, no le importan las necesidades reales de los otros, porque no los ve, no cuentan para su vida, no tienen rostro. Por el contrario, el hombre y la mujer compasivos tienen una disposición objetiva para aliviar el desamparo del prójimo. En este caso se trata de una “inclinación hacia el otro necesitado” más que un sentimiento de compasión. Y, en otro sentido, la compasión tiene que ver con la fuente y profundidad del sentimiento que inclina hacia el acto de piedad o compasión. La compasión brota de las “entrañas”, del corazón y remite al amor propio de una madre. Nadie mejor que Dios mismo es “compasivo y misericordioso” con el miserable pecador que somos cada uno. Jesús nos manifiesta esta actitud  favorable a lo largo de su vida. Y por esta razón, la compasión es una nota distintiva también de sus discípulos. ¿Cómo vivo este rasgo distintivo de Jesús en mi vida concreta? ¿Conoces personas compasivas al estilo de Jesús o de Pedro Nolasco?

                Del libro del profeta Jeremías 23, 1- 6

                La primera lectura de hoy nos lleva al mundo del Antiguo Testamento, al mundo de los Profetas Mayores entre los cuales destaca el gran profeta Jeremías, una de las personalidades más conocidas del A.T. Nació en Anatot, pueblo de la tribu de Benjamín, a mediados del siglo VII antes de Cristo. Se inicia con su vocación hacia el año 627 a.C. Su vida y su pasión, sus trabajos y sus penas, le acercan muchísimo en ciertos aspectos a la experiencia de Cristo. El aspecto desgarrador de su vocación y misión nos habla de un hombre profundamente fiel y obediente a los caminos de Dios. Los profetas verdaderos no lo pasan muy bien si quieren ser fieles.

                Hoy contemplamos los primeros seis versículos del capítulo 23 contra los pastores y guías de Israel que han fallado al no cumplir su misión como lo exigía su oficio. En lugar de reunir, han dispersado y en lugar de apacentar, han desparramado al pueblo de Israel: “Ustedes han dispersado mis ovejas, las han expulsado y no se han ocupado de ellas” (v. 2).  ¿Quiénes son estos malos pastores? Sin lugar a duda, se refiere a los reyes de Judá de quienes se encargan los capítulos 21 y 22 y a los falsos profetas aquí, en el capítulo 23. El segundo aspecto  de esta primera lectura de hoy es la afirmación del verdadero pastoreo que reside en Dios mismo: “Yo, en cambio, voy a ocuparme de ustedes, para castigar sus malas acciones – oráculo del Señor”(v.2). Todos, reyes y profetas, están sujetos a la soberanía de Dios quien juzgará el mal proceder en el pastoreo encomendado. Avanza el texto profético con una promesa: “Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas y las haré volver a sus praderas y se multiplicarán” (v. 3). La acción de Dios, Pastor de Israel, siempre reúne las ovejas dispersas por todas partes y las constituye en un nuevo pueblo que crece y se multiplica. Y finalmente fijémonos en la promesa: Dios dará pastores verdaderos a su pueblo y de David nacerá un “retoño legítimo” cuyo título será “Señor, justicia nuestra”. “Mirad que vienen días – oráculo de Yahvé – en que suscitaré a David un Germen justo: reinará un rey prudente, practicará el derecho y la justicia en la tierra”(v.5) “Germen justo” es una palabra antigua en Israel para nombrar al futuro Mesías. En esa nueva realidad del futuro habrá “Justicia, derecho y paz”, tres realidades indispensables para la convivencia de Israel y precisamente esto es posible por obra de ese “Rey prudente”. Si toda la Escritura nos habla de Cristo, es evidente que solo Él  puede hacer posible semejante anhelo universal de justicia, derecho y paz, aunque siempre cuenta con nuestra colaboración humana, aunque no exenta de errores. ¿Te dice algo este texto sobre la realidad que vivimos hoy?

                Salmo 22, 1-6 es una forma muy adecuada para unir nuestro espíritu a la serena emoción de la intensa confianza en el Señor que traduce la experiencia de este. Gira esta certeza de fe en la delicada imagen de Dios Pastor que cuida y protege a sus fieles (vv. 1-4). Sin embargo, no falta el acoso de los enemigos pero encuentra su refugio en la paz del templo, entendido como hospitalidad de la casa y de la mesa divinas. El ungir con óleo era una muestra de hospitalidad. Sentirnos acogidos por el Señor cambia radicalmente nuestra visión de la realidad, especialmente marcada por el sufrimiento. Y el Señor es hospitalario como lo muestra la santa eucaristía.

                De la carta de san Pablo a los Efesios 2, 13-18

                En la segunda lectura continuamos con la Carta a los Efesios. El pasaje de hoy es magistral. Nos interpela directamente y nos invita a vivir la unidad por Cristo. El mensaje fundamental está expresado en el v. 18 que dice: “Porque por medio de Cristo, todos tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu”. Ésta es la cumbre de la unidad que nos ha logrado “por la sangre de Cristo”. En efecto, Jesucristo hizo de los dos pueblos, judíos y paganos en que se dividía la humanidad, “uno solo, derribando con su cuerpo”, ofrecido en el sacrificio de la cruz, “el muro divisorio, el odio” o la hostilidad. No sólo esto: Jesucristo ha creado de los dos pueblos una nueva humanidad, condición indispensable para restablecer la paz. El efecto de este sacrificio de Cristo es la reconciliación con Dios “en un solo cuerpo por medio de la cruz”. Por esto podemos decir que Cristo es la imagen del Hombre Nuevo. Todo bautizado es una nueva creatura no por su empeño moral o espiritual sino por su unión con Cristo. Desgraciadamente no tenemos conciencia de esta realidad tan hermosa que somos por nuestra fe en Cristo. Y fuera de esta “comunión con Cristo” no podemos vivir la reconciliación con Dios, nuestro Padre, y con los demás. El gran don mesiánico que Dios nos promete es la Paz, que no es otra que la vida de amistad profunda con el sacrificio de Cristo. ¡Qué grande desafío nos deja esta Palabra de Dios! La tentación de dividir, dispersar, enfrentar, enemistar es una gran fragilidad del hombre. Sólo Cristo nos impulsa a ser hospitalarios con los demás. ¿Soy instrumento de la paz verdadera que Cristo nos comunica? ¿Estoy “en comunión con Cristo”? ¿Vivo en comunión con los demás seres humanos? ¿Soy hospitalario en mi casa, familia, vecinos, como miembro de la FLM?

                Del evangelio según San Marcos 6, 30 - 34

                El evangelio de hoy, siguiendo con San Marcos en el capítulo seis, nos ofrece algunas pistas para profundizar la Palabra frente a la misión. Un detalle para nuestro conocimiento bíblico: aquí aparece por única vez en el evangelio de Marcos el título de “Apóstoles” dado a los discípulos. Y “apóstol” significa “enviado”. San Marcos habla de discípulos en 48 ocasiones en su evangelio.

                Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que                 habían enseñado (v. 30).                                                                                                                                          Digamos que estos versículos del evangelio de este domingo sirve de larga introducción al relato del milagro o multiplicación del pan. Pero en sí mismo este pequeño texto de hoy tiene su unidad propia. La escena se sitúa entre una llegada(v.30) y una salida(v.32). Jesús ha enviado a los apóstoles a misionar “de dos en dos”. La misión no pudo ser “una visita de médico” sino que demandó tiempo y espacio. Se entiende que Jesús no fue con ellos ni siguió solo predicando. Es bueno que tomemos conciencia de esta delicada tarea que Jesús encomendó a sus discípulos. Y el texto gira en torno a la relación de Jesús – discípulos (apóstoles). Primero Jesús está de nuevo entrando en escena, ya que un Jesús solo, sin discípulos, es impensado en la perspectiva de Marcos. Porque los discípulos son los que han sido llamados por Jesús “para estar con Él” y “en su nombre ser enviados”. De este modo, los discípulos o apóstoles son los testigos desde los inicios de la predicación y acción de Jesús. Un Jesús solitario no es posible como tampoco puede ser testigo quien no ha sido llamado por Él e integrado en el grupo de discípulos. Ahora están de nuevo con quien los envió a aprender haciendo el intento de evangelizar. “Se reunieron de nuevo los apóstoles con Jesús”. Estamos en el momento de regreso de la práctica de la misión. Si recuerdan, el domingo pasado Jesús los envía de dos en dos a evangelizar.                               

                Y le contaron lo que habían hecho y enseñado. Podemos imaginar cómo cada cual quería contar lo que le había pasado en el intento misionero, lo que habían hecho y enseñado. No era para menos. Lo que habían hecho, es decir, la expulsión de los espíritu impuros, sanación de enfermos y otras, después cuetan también lo que habían enseñado. Así, para san Marcos, completa el cuadro de los discípulos como continuadores perfectos de la obra de Jesús. Porque Jesús predica, enseña, expulsa demonios y cura.  Los discípulos misioneros de Jesús deben compartir lo que hacen y enseñar. Así también aprenden y enseñan a los otros misioneros.                             

                “Él, entonces, les dijo: Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco. Y es que los que iban y venían eran tantos que nos les quedaba tiempo ni para comer”(v. 31).  Es Jesús quien toma la iniciativa y les invita a descansar un poco, lo que sólo es posible apartándose de la gente y emigrar a un lugar solitario. ¿Quedará todavía un lugar solitario en este planeta donde el hombre no haya puesto ya su cerco incluso a orillas del mar o prohibido el paso a la montaña? Jesús y los discípulos suscitan entusiasmo en las multitudes pero no compromiso ni lealtad. Jesús y los discípulos lo comprobarán. Sin embargo, estas experiencias son clave para la formación de los discípulos. Es el entusiasmo de la primera hora cuando todo No aparecer a partir de este Mc 6, 30 hasta Mc 8, 20.

                “Así que se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario(v.32). Pero les vieron marcharse y muchos se dieron cuenta. Así que fueron allá corriendo, a pie, de todos los pueblos y llegaron antes que ellos”(v.33). Fracasó el proyecto de estar solos. Provienen de distintos lugares y no son sólo los que se juntaron en el lugar donde estaba Jesús y los discípulos. Antes que llegue Jesús y sus discípulos al lugar solitario, ya se han adelantado mucha gente. Es como si fuesen convocados por celular que en aquel tiempo no había; sólo el contacto de unos a otros permite entender el entusiasmo que enciende las masas. Notemos que Jesús va en una barca y los discípulos en otra. Así se prepara la escena de Jesús enfrentando  a la multitud. Jesús es el centro de la acción siguiente.

                 “Al desembarcar, vio un gran gentío y sintió compasión, porque eran como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles muchas cosas”(v.34). El segundo intento de descansar solo Jesús con sus discípulos no es posible. La gente está ya esperando su llegada. La atención se centra completamente en Jesús. No se dice nada de los discípulos. Jesús vio un gran gentío y sintió compasión. Amabas actitudes revela la misericordia de Jesús: eran como ovejas sin pastor. La compasión reúne tres notas del actuar de Dios: misericordia, amor, fidelidad que son las que Jesús muestra en su actuar y su predicación. Jesús actúa  como Pastor como lo anunciaban los textos del Antiguo Testamento refiriéndose a Dios. Jesús hace suyo ese dolor que para los demás no pasa de ser un hecho rutinario. No sólo ve sino que actúa. Así surge la potente figura de Cristo que se ha acercado al hombre, también herido por el pecado, y ofrece su propia vida como prenda de rescate. Esa compasión brota de alguien que se deja interpelar por el dolor del otro y abre caminos de alivio y consuelo. Miremos a Jesús y aprendamos estas lecciones prácticas de un  amor auténtico por el prójimo herido.

                Un saludo fraterno                                              

           Fr. Carlos A. Espinoza I., O. de M.

 

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