Saludo del Maestro General, Fray Pablo Ordoñe, en el Día de Nuestra Madre de la Merced
Provincia Mercedaria
de Chile

Saludo del Maestro General, Fray Pablo Ordoñe, en el Día de Nuestra Madre de la Merced

Martes 24 de Septiembre, 2013

 
Compartimos el mensaje que Fray Pablo Ordoñe envía a los mercedarios en el mundo en este día tan especial en que celebramos a María de la Merced.

MAESTRO GENERALE

Ordine della B. M. V. della Mercede

PP. Mercedari

 

“Mi vida por tu libertad”

 

Ref. Saludo Solemnidad de Nuestra

Ssma. Madre de la Merced 2013

 

A LA FAMILIA MERCEDARIA:

RELIGIOSOS, RELIGIOSAS, MONJAS CONTEMPLATIVAS Y LAICOS/AS

Muy amados hermanos y hermanas en la Merced de los cautivos, los saludo muy afectuosamente desde nuestro Convento Mercedario – Santuario de Nuestra Señora de Bonaria en Cagliari (Sardegna), donde ayer 22 de septiembre hemos recibido con gozo al Papa Francisco, que realizó su segunda visita pastoral en Italia desde el inicio de su Pontificado, para confirmarnos en la fe y en el servicio a los más pobres entre los pobres: para nosotros los cautivos.

La Solemnidad de nuestra Santísima Madre de la Merced despierta en nuestro interior sentimientos de gratitud y deseos de mayor compromiso con los hermanos esclavizados. Muchos de nosotros celebramos en este día, un nuevo aniversario de profesión religiosa, de ordenación o de compromiso laical en la Merced. Algunos hermanos renuevan hoy sus votos temporales o su compromiso laical en la Fraternidad Laical Mercedaria o ingresan al postulantado.

La Madre es y será un punto de referencia crucial en nuestro tiempo personal, porque nos remitirá siempre a la Alianza que el Señor hizo con nosotros, y que en libertad aceptamos vivir para siempre. Desde este tiempo, no puramente cronológico sino verdaderamente existencial – kairós (tiempo de salvación), queremos hacer el propósito efectivo de ser fieles a Jesús que un día se fijó en nosotros, contando con nuestras fragilidades, para transformarla en pan partido para el hambre del mundo hambriento de libertad.

La fidelidad de María, puesta a prueba al pie de la cruz de su propio Hijo, nos remite a nuestra propia fidelidad muchas veces frágil, mezquina o “en piloto automático”. María fue generosa y se dejó modelar por el Espíritu Santo sin poner resitencias, incluso en los momentos de oscuridad y desconcierto. Mi fidelidad debe traducirse en abandono a los brazos de Dios que, conociéndome, sabe lo que tengo, sabe lo que puedo y sabe lo que quiero. Fidelidad que me hace capaz de poner la vida completamente al servicio del Pueblo de Dios, sin mal gastarla en proyectos alternativos.

Esta Solemnidad es también una gran oportunidad para renovar nuestra ofrenda de: bienes y vida en favor de los cristianos, cuya fe está amenazada. Aquellos que con todo derecho y apelando a nuestro compromiso público ante el Pueblo de Dios, pueden reclamar nuestra vida, ofrecida libre y voluntariamente al servicio de su libertad.

Tu vida es ofrenda, mi vida es ofrenda. No debemos guardarnos nada “por las dudas” o “por si acaso”, porque nada nos pertenece, según nos enseña la tradición mercedaria. Todo le pertenece a los cautivos, donde abrazamos la carne de Cristo, como le gusta decir a Papa Francisco.

Nuestra vocación redentora – liberadora – de encarnación en la vida del hermano/a, es una verdadera osadía, como lo fue para nuestro Padre San Pedro Nolasco y sus compañeros. Si fuéramos conscientes de la profundidad de la entrega que prometemos vivir, pocos darían el paso o pocos seguirían adelante. Podríamos decir que es una vocación para pocos/as. Pero nos mueve la Gracia y la confianza en Él, en su Madre que nos sostienen; así lo creemos en verdad. No nos mueve una ilusión o un relato que nos creamos artificial o artificiosamente para seguir adelante. Lo nuestro es fe, y fe despojada de toda seguridad.

Por esta razón, queremos vivir nuestra vocación mercedaria sin mediocridades que pongan condiciones a nuestro SÍ, a nuestro calendario, a nuestro esfuerzo, a nuestros recursos, a nuestros cronogramas. Sólo podremos ser profetas de libertad y de fraternidad, si nuestras comunidades nos ayudan a reconocernos como hermanos, aceptarnos como somos y hacer camino de madurez humana y espiritual saliendo de nosotros mismos. De otra forma no habrá profesía, ni habrá testimonio a contracorriente y a “quemarropa”, de lo que hoy se vive en el mundo.

Hace pocos días he concluído la hermosa experiencia de visita misionera y canónica a cada comunidad de las Provincias de Sudamérica, Centroamérica y el Caribe, incluso a las comunidades de las hermanas y monjas contemplativas de la Merced. Quiero decirles gracias, por la entrega gozosa de cada uno, de cada una, que estremece el alma peregrina y contagia Merced. Continuemos con-fraternizando, orando, liberando y “misericordeando”.

Que la Madre Santísima de la Merced, los confirme en la caridad redentora real y cotidiana hacia los cautivos, no sólo en la caridad deseada y muchas veces prometida pero sin el paso siguiente, mientras palpitamos con gozo la próxima Beatificación de 19 religiosos Mercedarios que ofrendaron la vida confesando la Fe en España (Aragón), Fr. Mariano Alcalá y compañeros.

Dado en el Santuario Mercedario de Bonaria (Cagliari), a 23 días del mes de septiembre de 2013, a 796 años de la fundación de nuestra Orden.

 

Fr. Pablo Bernardo Ordoñe, O. de M.

Maestro General



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