25° DOMINGO DURANTE EL AÑO (C)
Provincia Mercedaria
de Chile

25° DOMINGO DURANTE EL AÑO (C)

Domingo 18 de Septiembre, 2022

 
"El planteamiento es radical: o Dios o el dinero. Este último es un poderoso ídolo para el ser humano que se adueña de su vida y le impide seguir al Dios verdadero, el Padre de Jesucristo. De ahí la insistencia en optar por uno o por otro; los dos son incompatibles".

Señor Jesús! Ayúdame a decidirme por ti y tu Reino

                Continuamos “el camino de Jesús a Jerusalén”, el camino de su inmolación solidaria y de su glorificación. En este camino tras las huellas del Redentor y de la mano del genial evangelista Lucas, hemos sido instruidos sobre el amor que Jesús siente por los pobres y nos ha ofrecido varios puntos de reflexión sobre los peligros de un excesivo apego al dinero, a los bienes materiales y a todo lo que nos impide vivir nuestra vocación y el amar a Dios y a los hermanos.  La riqueza y el dinero son siempre los máximos atractivos sobre todo de una sociedad capitalista en doble vertiente, la de un capitalismo liberal y la de un capitalismo colectivista. Hoy asistimos al hecho de las máximas expresiones de este predominio de los bienes materiales y del dinero, lo que ha generado la “guerra comercial” de Estados Unidos y de China. Esto nos tiene a todos en ascuas porque es imposible salirse del mundo globalizado. Pero, al mismo tiempo, estamos inmersos en el capitalismo práctico del  consumismo compulsivo. También se ha globalizado la pobreza y sus secuelas dramáticas frente a un pequeño grupo que hace alarde  de la acumulación de dinero y bienes en proporciones escandalosas. Se ha multiplicado la astucia administrativa representada por el administrador astuto pero injusto del evangelio de hoy. Es la parábola que Jesús nos propone hoy. Es quizás una de las parábolas más sorprendentes para nosotros hoy, porque parece que alaba un comportamiento injusto. Pero lo que Jesús elogia y lo que nos propone imitar no es la trampa ni al tramposo sagaz, sino dos actitudes muy necesarias para vivir el evangelio: la astucia y la sagacidad con que obró este administrador. Notemos que Jesús elogia la astucia de este administrador quien, a  punto de ser despedido por gestión fraudulenta de los negocios de su amo, y ante tal panorama, procede con astucia  a negociar con los deudores de su amo. Es cierto que este administrador es astuto pero injusto. Jesús no nos propone este tipo de persona como modelo a seguir ya que es injusto pero aún así podemos seguir su ejemplo de astucia previsora. No termina todo aquí. Se nos propone una serie de advertencias acerca de nuestra relación con el dinero y los bienes materiales. Así vivimos inmersos en una constante necesidad de tomar opciones, es necesario y urgente tomar decisiones. No podemos permanecer en la línea media sino decidirnos por el Reino y Jesús. Nuestro dilema es o Dios y su Reino o el dinero con sus secuelas. El diccionario dice que el  adjetivo sagaz significa “avisado, astuto, prudente”. Entonces los “hijos de la luz”, los cristianos, no debemos imitar la deshonestidad del administrador de la parábola, sino la habilidad en tiempos difíciles como los nuestros. Lo que Jesús elogia en ese administrador corrupto es la manera cómo se las ingenia para utilizar sus recursos humanos para salvar su situación. En los tiempos que vivimos, se necesitan cristianos “despiertos” dice el Papa Francisco, no “adormilados”. Los riesgos de confusión de la fe con otros gestos aparentemente inofensivos como los rituales procedentes de los pueblos originarios o de otros movimientos en apariencia cristianos, son muy reales. Es necesario cuidar nuestra fe, salvaguardarla de contaminantes como ese cúmulo de prácticas en apariencia religiosas que se introducen en la mente de cristianos frágiles, alejados o completamente despreocupados de sostener su vida de fe en plena comunión con la doctrina y práctica de nuestra Iglesia Católica. Ciertas devociones y curaciones o sanaciones no están exentas de mezclar la fe cristiana verdadera con otros elementos de procedencia diversa.     

PALABRA DE VIDA

Am 8, 4-7            Escúchenlo los que aplastan a los pobres y eliminan a los miserables                      

Sal 112, 1-2.4-8     ¡Alaben al Señor, que alza al pobre!

1Tm 2, 1-8          Quiero que los hombres oren en cualquier lugar

Lc 16, 1-13          Ningún criado puede servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro

                ¡Felices Fiestas Patrias! Junto a las celebraciones que vivimos en estos días, no habría que olvidar la sabia y actual recomendación de San Pablo a su discípulo Timoteo cuando le recomienda que se ofrezcan súplicas, peticiones, intercesiones y acciones de gracias por todas las personas incluidas las autoridades. Esto significa que la construcción de la sociedad humana no puede hacerse de espaldas al Señor, Padre y Creador de todo. La oración tiene esa amplia gama de manifestaciones y la primera gran tarea de la comunidad cristiana y de cada bautizado es precisamente la oración. ¡Cuánta falta nos hace la oración en familia! Pretendemos construir un modelo de familia  sin plegaria, sin Dios, sin trascendencia; y en esas condiciones el empeño hace agua porque le falta un componente fundamental en la experiencia de la persona humana. Cuando falta la espiritualidad nuestra visión de la vida, de los demás y de las cosas es tan estrecha y limitada y quedamos atrapados en un enjambre de ocupaciones y preocupaciones que no nos permiten abrirnos al horizonte maravilloso de nuestra vocación trascendente. Nuestro Chile está enredado en un proyecto extraño a su rica tradición cristiana católica, a su innata hospitalidad, a su ser más profundo jalonado de héroes, poetas, cantores a lo divino y a lo humano, de capacidad para enfrentar las adversidades, de su democracia y entendimiento. Con la Palabra en brazos de María de la Merced oremos por nuestra Patria y por nuestra Madre la  Iglesia.

                Del libro del profeta Amós 8, 4 - 7

                Amós, nacido en Tecua, muy cerca de Jerusalén, perteneciente al reino de Judá, desarrolla su actividad profética en el reino del norte o reino de Israel, bajo  el reinado de Jeroboán II entre los años 782 – 753 a.C. Es un tiempo de prosperidad material y paz. Pero, si leemos a los profetas Oseas y Amós, nos damos cuenta que la situación social revelaba tres problemas principales: la injusticia social, el sincretismo religioso y la idolatría, y la exagerada confianza en los bienes materiales. Nos hace bien leer este profeta con su vigorosa denuncia y su indignación ante los males de su tiempo y también de los nuestros.

                Nuestro texto de hoy se sitúa en el conjunto de las llamadas Visiones que se inician en el capítulo 7 y concluyen con el capítulo 9. El texto de hoy corresponde a la cuarta visión en la que se subraya hasta qué punto ha llegado la corrupción de Israel, el pueblo de Dios. Se trata de la canasta con higos maduros, símbolo de Israel que está “pasado de maduro” en la corrupción, hasta tal punto que Dios dice: “Maduro está mi pueblo, Israel, y ya no volveré a perdonarlo” (8, 2). El mensaje de la primera lectura es claro: junto con la realidad del cumplimiento del culto, debe cuidarse la justicia con los pobres y miserables. El profeta denuncia que las mismas celebraciones y el cumplimiento del culto están viciadas porque son ocasión para perjudicar a los pobres. Engaño, fraude y especulación con los precios alcanzan su punto más alto en la corrupción cuando afirma: “Para comprar por dinero al indefenso y al pobre por un par de sandalias” (v. 6). El pobre se tiene que vender por cualquier cosa para sobrevivir. Y esta es la expresión del colmo al que ha llegado Israel, razón por la cual “¡Jura el Señor por la gloria de Jacob no olvidar jamás lo que han hecho!”(v. 7). La fe en Dios no puede desentenderse de la realidad social en que se vive ni menos ser usada para encubrir los pecados contra la justicia. ¡Cuánta verdad encierran las palabras proféticas! ¿Tiene algo que decirnos esta palabra de Amós? ¿Crees que la corrupción es un asunto de algunos? Este mensaje profético nos concierne en primer lugar a nosotros cristianos y es una invitación a conocer y poner en práctica la rica Doctrina Social de la Iglesia. No nos es indiferente la situación social donde vivimos y el grave deterioro de las estructuras sociales y políticas del país.

                El salmo 112, 1-2.4-8 expresa el amor del Señor por los humildes y lo hace como una invitación a la alabanza. Dos son los motivos por los cuales es bueno alabar al Señor, siendo el primero su gloria infinita más grande que el mundo entero;  el segundo es la inclinación amorosa o condescendencia hacia el mundo y los hombres: “Él levanta del polvo al desvalido, alza al pobre de su miseria, para hacerlo sentar entre los nobles, entre los nobles y su pueblo”. Dios no es indiferente al sufrimiento de sus hijos y nos cuida llamándonos al cambio de corazón.

                De la primera carta de San Pablo a Timoteo 2, 1- 8

                Con esta primera carta a Timoteo se abren las llamadas Cartas Pastorales, llamadas así por el cuidado pastoral que deben brindar los pastores a la comunidad cristiana. Se trata de tres cartas: dos dirigidas a Timoteo, obispo de la iglesia de Éfeso, y una a Tito, obispo de Creta. De las tres es autor San Pablo y los dos destinatarios son sus colaboradores. El texto de esta segunda lectura tiene como tema de fondo la oración. Queda clara la intencionalidad de proponer normas concretas para la buena marcha de la comunidad y, en este caso, sobre el deber de la comunidad de orar. Es la primera obligación de una comunidad cristiana: la oración. Resulta instructivo conocer detalles de cómo y por quién oraban las comunidades cristianas. Se trataba de una oración variada y espontánea constituida por súplicas, peticiones, intercesiones y acciones de gracias. Lo segundo que podemos destacar es por quienes se hacía: por los soberanos y autoridades especialmente. Es una oración universal: todos los hombres quedan incluidos en la plegaria de la comunidad cristiana. Así la Iglesia ejercita su universalidad y pone en ejercicio aquella convicción absoluta: Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Y otro aspecto de esta universalidad es que la oración cristiana abraza a cristianos y paganos en el único mediador de la salvación, Jesucristo “hombre él también que se entregó en rescate por todos” (v. 6). Finalmente resulta interesante que la oración hecha por los soberanos y autoridades muestra a los cristianos como personas favorables al buen orden de la sociedad y preocupados “para que podamos vivir tranquilos y serenos con toda piedad y dignidad” (v. 2). Así se señala que los que integran las comunidades cristianas no son contrarios al orden que los hombres se dan. Interceder por los hombres, incluso los no creyentes y enemigos de la fe, es parte importante del deber fundamental de orar. Somos mediadores de la humanidad ante Dios. ¿Tiene  tu oración esta dimensión evangelizadora universal? ¿Te preocupa la suerte de los demás? ¿Has logrado descubrir el sentido social y comunitario de tu oración personal? ¿Todavía oras sólo por tus necesidades personales?

                Del evangelio según san Lucas 16, 1-13

                Nos encontramos con una parábola (16, 1-8) y unas enseñanzas acerca del uso del dinero (16, 8b -13). ¿Cuál es el mensaje de esta palabra de Jesús? ¿Qué pretende enseñarnos con la parábola del administrador astuto? Veámoslo.

                La parábola tiene como protagonista a un administrador acusado ante su amo de malversar sus bienes o que estaba derrochando los bienes de su amo. Esto motiva la solicitud de rendir cuentas de su administración “porque ya no podrás seguir en tu puesto” (v.2). El despedido reflexiona sobre su nueva situación y actúa con prontitud con el fin de asegurarse que cuando lo despidan alguno lo reciba en su casa. Y lo que hace, además de derrochar los bienes del amo, falsifica unos recibos favoreciendo a algunos deudores y perjudicando al amo. Concluye la parábola: “El dueño alabó al administrador deshonesto por la astucia con que había actuado. Porque los hijos de este mundo son más astutos con sus semejantes que los hijos de la luz” (v. 8).

                Jesús no aprueba ni propone el engaño, el acto deshonesto del administrador astuto, como si fuera un ejemplo a seguir. Lo que sí destaca es la sagacidad y astucia para prever el futuro que le tocaría enfrentar. Es una invitación a los discípulos, hijos de la luz, a ser también astutos y sagaces para anunciar el Reino. Es indispensable que el cristiano esté despierto, vigilante, atento a los signos de los tiempos, es decir, a los hechos, las personas, las situaciones reales que vive para encontrar en ellas la forma de vivir y anunciar el Evangelio. No cabe duda que los hijos de este mundo son más astutos para hacer el mal que los cristianos, que nos adormecemos en nuestra fe o en palabra del Papa Francisco “cristianos adormilados”.

                Luego Jesús nos ofrece tres aplicaciones prácticas: la primera se refiere al uso de los bienes materiales de parte del discípulo cristiano, viviendo el desprendimiento y ganarse amigos que le abran las puertas del cielo. ¿Quiénes son esos amigos? No lo precisa el texto pero, con toda probabilidad, se refiere a los pobres o a aquellos que se beneficiaron de los bienes terrenos y que en el día del juicio intercederán por sus benefactores. “Y yo les digo que con el dinero sucio se ganen amigos, de modo que cuando se acabe, ellos los reciban en la morada eterna” (v. 9). El “dinero sucio” es el dinero mal obtenido, con engaño, con malicia, con deshonestidad, en una palabra, todo bien material, el dinero mismo, en comparación con los bienes eternos. Una palabra vieja y siempre nueva traduce lo que dice el Señor: la  corrupción.

                La segunda aplicación (v 10-12) se refiere a lo concreto de cada día. Usa un paralelismo entre “ser fiel en lo poco”, que se refiere a los bienes de este mundo y “ser fiel en lo mucho”, que es el verdadero bien del Reino, el cielo. Y si alguno es deshonesto en los bienes terrenos, es decir, “en lo poco”, será también deshonesto en los bienes eternos, es decir, “en lo mucho”. Por lo tanto, no hay que darle carácter de eterno a lo que es puramente pasajero como los bienes terrenos y actuar con inteligencia y verdadera astucia y sagacidad para conseguir los bienes eternos, es decir, el cielo, la vida eterna junto a Dios por toda la eternidad.

                La última aplicación (v. 13) se refiere a la actitud que un discípulo de Jesús debe tener frente al dinero. El planteamiento es radical: o Dios o el dinero. Este último es un poderoso ídolo para el ser humano que se adueña de su vida  y le impide seguir al Dios verdadero, el Padre de Jesucristo. De ahí la insistencia en optar por uno o por otro; los dos son incompatibles. Eso significa la sentencia: “No pueden estar al servicio de Dios y del dinero” (v.13). Por esta razón, el cristiano se encuentra ante una decisión: o Dios o el dinero. Dice Benedicto XVI: “Cuando prevalece la lógica del lucro, aumenta la desproporción entre pobres y ricos, así como una explotación dañina del planeta. Por el contrario, cuando prevalece la lógica del compartir y de la solidaridad, se puede corregir la ruta y orientarla hacia un desarrollo equitativo, para el bien común de todos. En el fondo se trata de la decisión entre el egoísmo y el amor, entre la justicia y la injusticia, en definitiva, entre Dios y Satanás”( El Año Litúrgico, p. 367).

                No olvide que el sábado 24 de septiembre celebramos a Nuestra Madre de la Merced. Y los integrantes de las fraternidades laicales mercedarias (FLM) renuevan su promesa de ser santos y modelos de vida cristiana.                                                                                                                      Hasta pronto si Dios quiere.                       Fr. Carlos A. Espinoza  I., O. de M.

                De los ESTATUTOS de la FRATERNIDAD LAICAL MERCEDARIA

                “Los fieles laicos de las FLM se sienten llamados por especial vocación, a desarrollar su consagración bautismal según el carisma redentor de la Orden de la Merced. Viven el carácter profético de dicho carisma, que supone fundamentalmente el descubrimiento de Cristo que continúa padeciendo en los cristianos oprimidos y cautivos, expuestos a perder su fe, asumiendo el compromiso práctico de la caridad, “ deben ser fuertes en la fe, eximios en la caridad y firmes en la esperanza del Reino de Dios” (COM 9)” (5).

                Medita tus acciones de los últimos años. ¿Qué cuentas le puedes dar a Dios sobre los bienes recibidos a lo largo de tu vida? ¿Cómo puedes mejorar tu existencia y la de los demás, de acuerdo a lo que Dios espera de ti? ¿Qué seriedad le has dado a tu compromiso con el Señor al hacer tu Promesa y renovarla? ¿Conoces los Estatutos de la FLM? ¿Los tratas de vivir?



Provincia Mercedaria de Chile
Curia Provincial
Dirección: Mac - Iver #341, Santiago Centro
Teléfonos: 2639 5684 / 2632 4132