La Merced en el Tiempo Pascual. Una reflexión redentora.
Provincia Mercedaria
de Chile

La Merced en el Tiempo Pascual. Una reflexión redentora.

Martes 22 de Abril, 2025

 


Es obvio decir que si algo tiene sentido en el camino de Jesús es la Pascua. Todo se enfoca a este horizonte, porque todo sería un absurdo si desembocara y desbocara en otra cosa distinta que no fuera la Vida. Pascua es liberación, salida de la tiniebla a la luz, éxodo hacia la libertad personal y comunitaria, expectativa y deseo, un hito, un camino y un sentido.

 

Necesitamos el sentido de nuestra existencia, dirección que nos lleve a la plenitud y orientación entre tantos itinerarios y caminos. La Pascua tiene en sí el criterio y el discernimiento para la vida cristiana. Decir Pascua es algo más que salir de la esclavitud, como lo hicieron los israelitas. Significa estar suficientemente pertrechados como para resistir en el camino de la fe, con coherencia y constancia.

 

La Pascua pone ante nosotros el camino de la vida, el itinerario preciso desde donde plantear los contenidos que sustentan nuestra esperanza. ¿Qué clase de expectativas tenían aquellos decepcionados discípulos de Emaús? La misma pregunta recae sobre nosotros. ¿Dónde está hoy, en nuestra contemporaneidad, el sentido que colma y calma?

 

El camino es ineludible, y el Pueblo de Dios está siempre en éxodo, siempre en búsqueda, siempre en deseo. La psicología y antropología personal es, en este sentido, fácilmente extensible a la colectividad. Somos trayectoria porque la condición humana se define en permanente movimiento. El hombre pascual, homo viator, es tendencia y dinámica, es salida y desplazamiento, desalojo de sí y explorador constante de horizontes. Al respecto me hago eco de las palabras de Charles Peguy:

 

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La Merced aún no ha llegado donde tenía que llegar, está en pascua, viviendo el trayecto de la historia que le ha tocado vivir. Es ahí donde recibe y da, donde la respuesta carismática se encuentra revelada, en el hecho mismo de ponerse en camino, esperando lo inesperado de la gracia. Ser mercedario, en este sentido, es estar a la expectativa del porvenir, escudriñando los aspectos presentes y viviendo en ellos las respuestas necesarias para la libertad propia y ajena. Merced es peregrinar siempre, discernir a cada paso los vectores que confluyen en una auténtica y plena liberación.

 

Es importante que entremos en diálogo con nuestro entorno, como lo hicieron, de manera paradigmática, los de Emaús. Somos palabra en diálogo con el mundo, somos diálogo en búsqueda de verdad, somos camino en deseo de Pascua, somos Pascua revelada en el camino-diálogo de la vida. Y en medio de todo esto, dejando que la Palabra se deslice entre nosotros, que el acompañante del camino, como Jesús, nos interpele y abra hacia una nueva comprensión de la realidad. Quizá para que se nos abran de nuevo los ojos y caigamos en la cuenta de lo que realmente nos pide hoy la historia. Acaso suceda, como antaño, en la fracción del pan.

 

Fuente: “La Merced en la liturgia”, 2024-2025.

 

 



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