Reflexión del Evangelio en el Domingo del Buen Pastor.
Provincia Mercedaria
de Chile

Reflexión del Evangelio en el Domingo del Buen Pastor.

Sábado 10 de Mayo, 2014

 
Alégrate y vive desde la esperanza, pues el buen pastor que hoy celebramos quiere contigo hacer camino. El Señor Jesús Resucitado es quien hoy te llama a entrar en contacto personal con Él, y dejarte guiar. ¿reconoces su voz? ¿lo sigues o estás más interesado en otros pastores que te alimentan sólo por hoy? ¿te dejas guiar por el Señor?

Cuarto Domingo de Pascua

 

Textos:

Libro de los Hechos de los Apóstoles 2,14.36-41.

Salmo 23(22),1-6.

Epístola I de San Pedro 2,20b-25.

Evangelio según San Juan 10,1-10.

 

Hoy nos encontramos en el IV Domingo del tiempo de Pascua, tiempo donde estamos invitados a vivir de un modo más profundo el llamado a la esperanza, a la paz y a la alegría, pues el gran motivo que mueve e impulsa el caminar del cristiano es la vida nueva que nos trae Jesucristo Resucitado. Toda nuestra perspectiva creyente se ilumina desde el Señor de la vida, presente en medio de nuestra historia.

 

            “¿Qué tenemos que hacer hermanos?” es la pregunta que la comunidad le dirige a Pedro en el relato que escuchamos en la 1º Lectura, pues conscientes que algo había pasado con Jesús el Nazareno, también se hace evidente en ellos la conciencia que desde ahora, no sólo algo pasó sino algo tiene que pasar. Algo nuevo están invitados a experimentar: una nueva vida en Cristo. Es así que la respuesta de Pedro se enmarca en lo que está en el fondo de ese nuevo camino, “las promesas de Dios valen para ustedes y para todos sus hijos”.

            Que hermoso llamado nos hace el apóstol a sentir y vivir también nosotros en nuestro presente un nuevo camino junto al Resucitado. No vivimos nuestro ser creyente desde una certeza pasada y recordada como acontecimiento histórico, sino que la vida nueva de Jesucristo  que en Pascua cantamos a todos los hombres, es realidad para nuestra propia y actual historia. Nosotros también hemos de preguntarnos “¿qué tenemos que hacer?”, para obtener en el Señor la respuesta: vivir desde Él, confiados en Él, ciertos que la promesa de vida nueva es realidad también para todos nosotros.

 

            Ahora bien, junto con experimentar un camino cimentado en la promesa viva y eficaz del Señor en nuestro camino, la Liturgia de este Domingo nos invita a poner la mirada en el modo como el Señor Jesús reaviva esa promesa. Y es en la figura del Buena Pastor como la vamos descubriendo. El relato que el evangelista Juan nos coloca a disposición manifiesta, en las mismas palabras de Jesús ese modo y relación que Dios tiene con sus hijos. El de un Pastor que hace entrar, protege, cuida y alimenta su rebaño.

 

            Jesús, en la iconografía que utiliza en su mensaje habla de “puerta”, “pastor” y “ovejas”. Son las dos primeras imágenes las que identifican ese modo como Dios entra y establece la relación con nosotros sus hijos, pues siendo pastor y puerta es quien entra de un modo especial, pero también deja entrar, invita y acoge; siendo puerta y pastor se conecta y contacta individualmente con sus ovejas, las mira cuidadosamente a cada una; y también siendo pastor, es quien guía y busca los nutrientes para que ese rebaño tenga donde pastar, como a su vez es quien hablando es reconocido y seguido de modo inmediato . Es claro, y así lo manifiesta Jesús, que el ladrón,  el que usurpa ilegítimamente el lugar del pastor es imposible que logre esta identificación entre imagen y significado; es imposible que dejando entrar, conozca, guíe, alimente y además sea reconocido en su voz.

             Es en esta línea que hoy estamos invitados a celebrar el día del Señor. “Domingo del Buen Pastor” sea la ocasión en la cual cada uno de nosotros pueda alegrar su peregrinar cristiano a partir de esta imagen. Somos ovejas que teniendo un pastor estamos invitados a pasar y vivir la alegría dentro del redil, allí donde hay seguridad, comida, cobija, protección y reconocimiento individual. Sea la oportunidad este Domingo para sabernos convocados a una fiesta de familia, a un espacio de la esperanza.

Es cierto que no son pocas las ocasiones donde nos sentimos solos y buscando donde poder reparar las fuerzas, donde no sabemos donde están nuestras seguridades permanentes, tanto es así que en algunas ocasiones se nos desvirtúa el camino por el cual hacer la ruta segura, alegre y en paz. Hoy, la Palabra de Dios nos viene a encontrar e iluminar. Hoy el Señor nos regala la certeza que por Él estamos siendo convocados constantemente a la fiesta de sus hijos, hoy la imagen del redil nos hace sentir que en la comunidad, en la Iglesia es posible encontrar y encontrarse con el Señor que mirando y reconociendo nuestra vida personal, quiere hacer camino junto a nosotros.

Alégrate y vive desde la esperanza, pues el buen pastor que hoy celebramos quiere contigo hacer camino. El Señor Jesús Resucitado es quien hoy te llama a entrar en contacto personal con Él, y dejarte guiar. ¿reconoces su voz? ¿lo sigues o estás más interesado en otros pastores que te alimentan sólo por hoy? ¿te dejas guiar por el Señor? ¿estás atento a esos ladrones que sin reconocerte y mirarte a los ojos quieren  hacer vivir desde la mera ilusión?

Por último que este Domingo de Pascua sea una ocasión para rezar por las vocaciones sacerdotales y religiosas. Así como nos hacemos conscientes de la invitación y vida que nos regala el Buen Pastor que es Cristo, pidamos que Él mismo regale a su comunidad ministros que vivan desde ese corazón de buen pastor. El evangelio es claro lo que sucede con aquellos que se visten con ropa de pastor, pero que no tienen ni reconocen el olor a sus ovejas: son ladrones. Incluso como Iglesia en el último tiempo hemos visto y vivido la evidencia de tener pastores con más olor a ladrón que a oveja, aquellos que han robado la alegría en su pueblo, incluso en los más pequeños e inocentes. Pidamos por tanto al Señor que prevenga su comunidad de esos falsos pastores, y que nutriendo nuestro camino, nos regale nuevos y santos ministros según su corazón. Que así como nos ha prometido eternamente su presencia y protección, nos asista con nuevos ministros que sean reflejo de su amor.

 

            P. Ramón Villagrán Arias O. de M.

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