DOMINGO 33° DURANTE EL AÑO
DÍA DE ORACIÓN POR LA IGLESIA PERSEGUIDA
Textos
Proverbios 31, 10-13. 19-20.30-31 “La mujer que teme al Señor merece ser alabada”
Sal 127, 1-5 ¡Feliz quien teme al Señor!
1Tes 5, 1-6 “Todos ustedes son hijos de la luz, hijos del día”
Mt 25, 14 – 30 “Ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más”
“Oremos de modo especial por los que sufren persecución a causa de su fe” nos ha dicho el Papa Francisco. Sus palabras tienen una especial significación en este domingo que la Iglesia Chilena ha instituido como “Domingo de Oración por la Iglesia Perseguida”. Especialmente oremos por los cristianos que son perseguidos en Irak y Centroáfrica. Los cristianos iraquíes han sido y son particularmente perseguidos. En junio de 2014 comenzó a vivirse el terror en Irak, momento en que los yihadistas del Estado Islámico (EI) hicieron su estreno violento en el país. Han atacado sin piedad a la población civil, ensañándose con especial brutalidad con los cristianos. Los refugiados cristianos han perdido todo por causa de su fe en Jesucristo. Oremos por ellos y por tantos otros que viven el mismo drama de la persecución por ser cristianos. Aprovechemos el Mes de María para suplicar al Señor por esta dramática situación que viven los creyentes católicos en tantos países y lugares.
Hagamos espacio interior para acoger la divina palabra que sale a nuestro encuentro en tantas ocasiones y muy especialmente cuando nos reunimos a vivir la Cena del Señor. El primer manjar que se nos ofrece es el Pan de la Palabra, el más importante nutriente de nuestra fe. Y pensemos en cuantos hermanos nuestros no tienen acceso a este alimento aunque lo deseen como es el caso de las comunidades cristianas perseguidas.
La primera lectura está tomada del Libro de los Proverbios. Pertenece este libro a los llamados Sapienciales, un grupo de libros bíblicos con su propia identidad, distintos a los proféticos, a los cuerpos legales y a las obras narrativas. Son cinco los Sapienciales: Proverbios, Job, Eclesiastés (Qohelet), Eclesiástico (Ben Sirá) y Sabiduría. Veamos qué mensaje nos comunica hoy esta primera lectura. Del último capítulo de Proverbios, un poema acróstico dedicado a la mujer hacendosa según la concepción de la sociedad oriental y judía de la época. Se trata de un retrato que no coincide con nuestras actuales percepciones acerca del lugar y tarea de la mujer. El texto nos habla de una mujer completamente dedicada al hogar y exalta su ingenio para administrar y manejar la casa, contentando a su marido que confía en ella. Sus habilidades no sólo se manifiestan en el manejo del hilado sino también en la generosidad con que atiende al necesitado. ¿Qué mensaje nos brinda este texto bíblico? ¿Cómo comprender la misión irrenunciable de la mujer en el hogar y su desempeño social? ¿Acaso no es la mujer la mejor portadora de los valores esenciales de la vida, la formadora de personas plenamente humanas? Ciertamente el lugar de la mujer en la sociedad y en la Iglesia sigue siendo un desafío pastoral urgente.
La segunda lectura tomada de la primera Carta a los Tesalonicenses, primer escrito cristiano del Nuevo Testamento, compuesto hacia el año 51 en Corinto por el apóstol San Pablo, nos ofrece el valioso testimonio acerca de la Venida del Señor, la segunda y definitiva, la que se producirá cuando llegue el “Día del Señor”, la misma que se conoce como Parusía. El texto ya no presenta la segunda venida de Cristo como algo inminente como lo esperaban las primeras generaciones de cristianos. Las imágenes empleadas aquí como la del ladrón nocturno que llega de improviso o como los dolores de parto de la mujer que llegan sin aviso, sirven para indicar la sorpresa que nadie, según estén preparados o no, puede evitar. El cambio que producirá será radical como la distancia que hay entre la luz y las tinieblas, entre el día y la noche o entre vigilia y sueño. El cristiano debe estar prevenido, esperando a su Señor sin saber a qué hora vendrá, mientras los otros siguen creyendo que hay paz y tranquilidad, simplemente no lo esperan. A éstos les sorprenderá la repentina venida final del Señor. ¿Qué me exige esta advertencia de la Palabra de Dios en mi actual situación?
El evangelio de San Mateo nos pone ante la parábola de los talentos (Mt 25, 14 - 30). El ámbito en que debe ser comprendida esta parábola como también la de las diez vírgenes (Mt 25, 1-13) es la actitud con que debemos esperar la segunda venida de Cristo. La parábola de los talentos no es simplemente una genérica referencia a nuestras capacidades o talentos con los que trabajamos. Por el contrario, este evangelio se refiere a la diligencia y a la fidelidad con que debemos vivir mientras esperamos la consumación final del Reino de Dios. ¿Cuál es el punto central de la parábola de los talentos? No cabe duda que es la escena de la rendición de cuentas y la actitud del servidor que por precaución desmedida opta por guardar la moneda de oro recibida y la devuelve tal cual, sin haber trabajado con ella por miedo.
¿A quienes denuncia esta palabra de Jesús? La denuncia recae sobre aquellos que han recibido el mensaje del Reino de Dios y luego, obrando inconsecuentemente, pretenden refugiarse en una seguridad que no produce frutos de vida nueva. Son cristianos buenos pero incongruentes al no vivir la novedad del evangelio. Se aseguran en cosas como el culto, la norma moral, las costumbres del medio donde viven, etc. pero su vida no produce obras de justicia, de paz, de amor.
¿Qué actitud espera Jesús de sus discípulos? Los seguidores de Jesús deben producir frutos haciendo fructificar los bienes del Reino de Dios que han recibido gratuitamente. Es el sentido del tiempo que media entre la espera de la segunda venida de Jesús y la consumación definitiva. Ese tiempo no es otro que el “tiempo de la Iglesia”, tiempo de peregrinación hacia la definitiva realidad del Reino. El cristiano que no trabaja los dones recibidos bajo el pretexto de asegurarse la salvación, al final se queda sin nada. La comunidad cristiana debe estar alerta y vigilante para no caer en la comodidad y la rutina, verdaderos enemigos de la vida nueva que Jesús nos regala. Una actitud pasiva, despreocupada, instalada en un orden que da seguridad, insensible a la dramática situación de los demás es completamente contraria a la esperanza cristiana.
Dios nos bendiga. Fr. Carlos A. Espinoza I., O. de M.