San Ramón nació en el pueblo de Portell, situado en la comarca de la Segarra, provincia de Lérida, cuando alboreaba el siglo XII. Y le pusieron el sobrenombre de nonato o no nacido, por haber salido a la luz del mundo por la incisión, inspirada y urgente, que la daga del vizconde de Cardona practicó en el vientre de la madre muerta. En su adolescencia y juventud primera se dedicó al pastoreo de un rebaño de ovejas por los contornos de la ermita románica dedicada a san Nicolás, en la que se veneraba una imagen de la Virgen María. Allí nació su devoción a la Santa Madre de Jesús.
Muy joven ingresó en la Orden de la Merced. El padre Francisco Zumel narra que este joven Ramón fue alumno del vigilantísimo primer fraile y Maestre de la Orden, Pedro Nolasco. Fue, por tanto, redentor de cautivos en tierra de moros. En una redención que realizó en Argel, debió quedar en rehenes. Fue entonces cuando padeció el tormento de ver cerrados sus labios con un candado de hierro para impedirle dirigir palabras de consuelo a los cautivos cristianos y predicar la buena nueva liberadora del Evangelio. Rescatado por sus hermanos mercedarios, el papa Gregorio IX lo nombró Cardenal de la Iglesia con el título de San Eustaquio. Cuando iba ya de viaje a Roma, convocado por el Sumo Pontífice, le alcanzó la muerte en el fuerte y enriscado castillo de Cardona, el año 1240. Su cuerpo muerto, cuya posesión se disputaban la Orden de la Merced, el señor vizconde y la villa de Cardona, fue confiado a la Providencia divina sobre el aparejo de una mula ciega que, sin guía que la condujera, encaminó su trote, acompañada de un gentío, hacia la ermita de san Nicolás donde se dio sepultura al venerable cuerpo.
Canonización
El papa Urbano VIII reconoce el culto inmemorial del siervo de Dios Ramón Nonato en 1626 y concede a la Orden la recitación del oficio del común y la celebración de la misa.
El 20 de octubre de 1655 el papa Alejandro VII autoriza celebrar la fiesta de San Ramón Nonato con oficio y misa del común en la iglesia de San Eustaquio de Roma. El mismo pontífice introduce su nombre en el martirologio romano el 19 de junio de 1655, junto con el nombre de Pedro Nolasco.
El papa Clemente IX, el 13 de agosto de 1669, extiende a la iglesia universal la recitación del oficio y la celebración de la misa con rito semidoble.
Finalmente, el papa Inocencio XI el 10 de marzo de 1681, lo torna obligatorio a toda la Iglesia con rito doble. Con esto, Ramón Nonato fué canonizado también de forma “equipolente”( Benedetto XIV, De Servorum Dei Beatificazione et BeatorumCanonizationeI\2 La Beatificazione dei Servi di Dio e la Canonizzazione dei Beati, Roma, Libreria Editrice Vaticana, 2011, 39-40).
Oración
Glorioso San Ramón Nonato,
que desde tu nacimiento fuiste especial objeto de la misericordia del Señor,
salvando milagrosamente tu vida en el vientre de tu madre ya difunta;
y fuiste acogido por la Santísima Virgen como hijo predilecto:
te suplicamos que nos alcances de Dios, las virtudes que te convirtieron en servidor
de los cautivos cristianos:
el amor a la Santísima Virgen María;
la práctica eminente de la fe, la esperanza y la caridad;
la mortificación de los sentidos, el espirítu de oración y la íntima unión con Cristo en
la eucaristía.
Te pedimos que intercedas ante Dios y su Madre, la Virgen,
para que nosotros también podamos practicar la caridad con Dios y los hermanos,
especialmente con los más necesitados, para ser buenos díscipulos de Jesús e hijos
de María de la la Merced
Tú que has sido declarado Patrono y Protector de las madres gestantes:
intercede por ellas, prótegelas de la tentación del aborto, ayúdalas a aceptar la
vida que engendraron y asístelas en el parto; y a cuantos participan en la
conservación del nuevo ser, conédeles el respeto sagrado por la vida humana.
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor.
Amén