Comentario Religioso del Evangelio. 3º Domingo de Pascua.
Provincia Mercedaria
de Chile

Comentario Religioso del Evangelio. 3º Domingo de Pascua.

Sábado 13 de Abril, 2013

 
"Que el Señor abra los ojos de nuestro corazón y nos ayude a mirar con fe para que podamos reconocerlo, conocer su voluntad, amar esa voluntad y realizarla en nuestra vida".

3º Domingo de Pascua

 

Primera lectura: Hechos 5, 27b - 32. 40b - 41

Salmo: 29, 2. 4 - 6. 11 - 12. 13

Segunda lectura: Apocalipsis 5, 11 - 14

Evangelio: Juan 21, 1 - 19

 

Hay varias cosas que contiene el evangelio y las lecturas de este 3º domingo de Pascua, algunas de los cuales llaman la atención. Fijémonos en ellas.

 

En primer lugar, y tal como aconteció la mañana del primer día de la semana, cuando resucitó el Señor, día en que Pedro y Juan corrieron a ver el sepulcro y este último fue el primero en comprender la presencia del Resucitado, también hoy es Juan el que comprende y reconoce que el desconocido que se encontraba en la orilla era el Señor. En segundo lugar, a diferencia de lo que aconteció y vimos en el texto del evangelio del pasado domingo, los discípulos ya no estaban encerrados luego de la muerte del Señor, sino que habían vuelto a la labor que tenían antes de conocer a Jesús y ser llamados por Él, a saber, el ser pescadores. En tercer lugar, se ve que, aunque eran pescadores antes de conocer a Jesús, esto no les asegura que al volver a pescar su experiencia en usar las redes les lleve al éxito, ya que como vemos “…esa noche no pescaron nada”.

 

Descubramos, entonces, lo que nos quiere decir el Señor a través de estos hechos. Juan, el discípulo amado, nos sirve de ejemplo en nuestra actitud frente al Señor, pues él tiene desarrollado un don que nosotros debiésemos desear también adquirir: la capacidad para descubrir la presencia del Señor en nuestra vida. No deberíamos envidiar a quienes pudieron ver a Señor Resucitado, ya que es evidente que no bastaba con que el Señor se les apareciera, ya que les costó trabajo reconocerlo, lo mismo que a nosotros, pero es posible lograrlo, más aun recordando que el mismo Señor le dijo a Tomás: “dichosos los que sin ver han creído”, privilegio que tenemos nosotros a diferencia de los apóstoles.

 

Los discípulos, habiendo vuelto a lo habitual, trabajan ahora pescando, pero de manera diferente para tener logros, esto es, dejándose conducir por el Señor, porque es el Señor el que debe llevarse los frutos, a Él le pertenecen y nosotros no somos más que simples siervos suyos. Pero ¿qué implica dejarse conducir por el Señor? Sin duda que lo primero será reconocerle presente en nuestra vida; luego será necesario escucharlo; y, finalmente, tendremos que hacer lo que Él nos diga. Esto lo comprendió muy bien Pedro. El mismo que una vez se mostró presumido al decirle a Jesús: “aunque todos te fallen, yo no te fallaré”, y sin embargo, bien sabemos lo negó tres veces. Pero como Jesús es rico en misericordia, lo perdonó y lo sanó preguntándole también tres veces ¿me amas?. A partir de ese momento, Pedro no hace lo que él quiere o piensa, sino lo que el Señor le pide de manera explícita: apacienta mis ovejas, pero no como a Pedro se le ocurra, sino como Dios quiere y como Jesús lo hizo, por ello le dice al final: Sígueme, y seguir al Señor implica hacer las cosas del mismo modo que Él. ¿No nos recuerda esto lo que dijo hoy Pedro a las autoridades del pueblo de Israel: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”? Pues bien, pongámonos manos a la obra descubriendo la presencia de Dios y escuchándolo para saber lo que quiere de nosotros.

 

Que el Señor abra los ojos de nuestro corazón y nos ayude a mirar con fe para que podamos reconocerlo, conocer su voluntad, amar esa voluntad y  realizarla en nuestra vida.

 

Fray Pablo Gamboa Cáceres

Mercedario

   Documentos:



Provincia Mercedaria de Chile
Curia Provincial
Dirección: Mac - Iver #341, Santiago Centro
Teléfonos: 2639 5684 / 2632 4132