Durante la jornada los jóvenes formaron 4 comunidades de reflexión viviendo momentos de oración, reflexión frente a la vocación y proyecto de vida y participaron en 4 conversatorios diferentes que fueron animados por personas que viven su vocación como un proyecto de servicio a los hermanos especialmente en ambientes de vulnerabilidad y postergación:
Gianfranco Arancibia, ex alumno del colegio que desde su profesión de fonoaudiólogo, dejó la tranquilidad de los trabajos que ejercía para crear y dirigir una fundación dedicada a trabajar por los derechos humanos de las personas con discapacidad, brindando capacitación laboral, trabajo, rehabilitación, etc.
Padre Maurice Alvarado, sacerdote diocesano que trabajó por más de 10 años acompañando a los hermanos privados de libertad en la cárcel de la ciudad. Además de todo el trabajo que desarrolló con la cárcel creó una casa de acogida para las mujeres que salían en libertad y no tenían un hogar al cual regresar.
Pablo Ramírez, abogado que a partir de su experiencia de fe siempre ha tomado su trabajo como la mejor posibilidad de servir a los demás, trabajando especialmente en pos de los que no tienen posibilidad de defender sus derechos básicos.
Padre Carlos Muñoz, sacerdote mercedario que compartió con los jóvenes la vocación redentora de nuestra Orden en el mundo, especialmente con los más excluidos de nuestra sociedad (trabajo con los hermanos migrantes, cárceles, mujeres víctimas de la trata de personas, niños esclavos, niños víctimas de la explotación infantil, etc.)